EL CLUB DE LA SEGUNDA OPORTUNIDAD

 

"Dedicado a la memoria del coyote, a quien conocí solo una vez... (1972-1987)

         "Mi vida es como una continua ruleta rusa… cada vez que me doy vuelta aprieto el gatillo ,gira el barril, suena el percutor y el sonido seco retumba en mi sien, el cañón frío tiembla, mi frente transpira, mis dientes rechinan, mis músculos se aprietan, me duele la espalda y tiemblan mis rodillas… pero al final, casi nunca pasa nada"

 

         No me voy a ir en los detalles, por que son muy aburridos. Mejor hablo de cómo comenzó todo, que si es mas entretenido. Solo les puedo decir mi nombre, Tomás y algunos rasgos de mi vida que ameritan saberse para que esta historia tenga al menos un sentido. Soy joven, aún no paso los 25 años y ya soy un fracasado. Eso es todo lo que necesitan saber. Tal vez es una radiografía un tanto común. Bueno, yo soy un tipo común, que se vio envuelto en el peor momento de su vida en una situación extraordinaria. .

 

         La idea del club nació una noche en la que frecuentaba el barrio bohemio de la ciudad. Por las características de mi actual situación, es decir, a los 25 años y con todo perdido, caí en aquel viejo vicio que era el alcohol. Por cierto antes no lo era, bueno, antes nadie lo es, en un sentido figurado, creo que todos llegan a esto luego de un "después", bien, decía que cada noche, después de que las obligaciones que me imponía un trabajo que detestaba terminaban, me encaminaba por el barrio bohemio de la ciudad en busca de un panorama distinto para poder aplacar en parte el desencanto generado por un estado de pesimismo y angustia que por esos días me mantenían sumido en una profunda depresión. El paseo consistía en cachar la onda, ver que sucedía y sentir esos olores y sabores de la noche, los cuales eran capaces de aplacar mis temores y llevarme por algunas horas a un mundo en el que los problemas y las angustias definitivamente no existían, ese era el mundo al que me transportaba una botella de buen vino tinto, una piscola o una cerveza heladita. Una de esas noches fue que llegué donde el PEDRO. El pedro no es una persona, bueno, en realidad si lo es, pero mas bién es un lugar. Una cantina barata, pero de buen aspecto. Difícil de imaginar pero haré el intento por describir el lugar de la mejor forma posible. Era amplio y olia a limpio. Si, un olor que no impregna el aire, tenia buena ventilación. Eso me agradó en el acto, es lo que me hizo pasar. Luego en la barra, don pedro y su esposa, la segunda una dama rechonchita, de pelo rizado, sonrisa señorial y grandes ojos negros. El primero un viejo bien traido, de pelo blanco, mirada de ganster pero de rostro pasivo. Un hombre con aspecto de clérigo, diría yo, pero al que tiempo mas tarde vería coger a dos Punkis de la cabeza, golpeársela como si fueran dos cocos y luego arrojarlos contra el suelo como si se tratara de un par de bolsas llenas de mierda. Si te apoyas en la barra puedes obtener una buena vista del panorama; Un juego de mesas y sillas completamente dispares, fuera de moda y simples, pero que bién dispuestas podían hacer al menos que uno pasara una velada agradable sin sufrir mayores incomodidades. Un local bien iluminado y bien ventilado , bien atendido por gente amable y decente, esa era la clave. Por las tardes uno podía ir a tomar onces, una cerveza helada y ver los noticieros, pasar el rato, se sentía bién, sin mucho ruido, un sitio limpio para simplemente estar ahí a veces sin hacer nada, tan solo disfrutar de la soledad, pero por la noche el lugar estaba lleno, ahí era otra cosa. Su distinguida clientela la conformaban bohemios, poetas, sociologos, estudiantes de arquitectura, pintores, maricones , punkis y prostitutas, es decir, un gran etcetera. Sin embargo y pese a la peligrosidad que puede significar tener a tanta diversidad humana reunida en un espacio tan limitado, jamás vi algún conflicto en el que mi vida o la de otros corriera peligro, aunque cuando se armaba una pelea, nadie se salvaba. Cuando eso sucedía yo simplemente me pasaba al otro lado de la barra y esperaba que el viejo calmara los ánimos. Don Pedro siempre sabía que al menos contaba con tres o cuatro muchachones que siempre iban al local y que se ganaban detrás de el, delante, la marea étnica se abalanzaba en avanzado estado de embriaguez pero siempre un buen golpe al líder de los alzados hacia que los demas desistieran, y eso era todo. La mocha se terminaba ahí. Siempre podía uno escuchar las últimas novedades del barrio, los chismes de los ferrocarrileros que iban por la tarde y que contaban historias de las prostitutas que llegaban a eso de las tres a buscar clientes donde el PEDRO, los que luego pagaban una pieza en el hotelucho de al lado y se pegaban su cachita mensual. Un viejo a veces contaba las suyas y revelaba secretos inmundos acerca de las mujeres en cuestión. Otras veces uno podía escuchar las historias que contaba don Pedro sobre los boxeadores del regimiento de hace 30 años atrás y mostraba las fotos de cuando el era un boxeador profesional y también ayudante de maquinista de segunda en los ferrocarriles. Pero lo bueno venía ya avanzada la noche, ya que por doscientos pesos ( una caña de vino tinto) uno podía iniciar una conversación con cualquier invitado que como a eso de las dos de la mañana ya haya agotado su reserva de chauchas, el que siempre estaba dispuesto a tomarse el "último antes de irse a dormir". Por lo general yo elegía a los poetas, escritores o maricones, alguno que tuviera una buena historia que contar. Ese era el Pedro, hasta el amanecer, un sitio agradable, no excento de mochas, pero ciertamente muy interesante. Fue en ese lugar en el que se me ocurrió formar el club, el club de la segunda oportunidad como lo llamé en un principio, un club muy especial cuya única regla de membrecía consistía en ser un fracasado, un perdedor o un montón de mierda , claro está, junto con la convicción de que algún dia todo eso terminaría.

 

         La noche que se me ocurrió la idea estaba solo. Era una noche como todas. Mucha gente en el barrio caminando por las calles. Muchos borrachos, muchos patos malos, mucha gente en todos lados. El Pedro estaba lleno . Entre, me paré en la barra, como siempre y lo saludé amablemente. Creo que me gustaba eso, nunca habia tenido una relación tan afectuosa con el dueño de una cantina de segunda, por cierto que el pedro no lo era. Observé muchas mesas llenas, algunas solo de mujeres y otras llenas de hombres, jovenes, viejos y algunos que de lejos parecían pero de cerca…. Bueno, estaba en esa cuando noté que una chicas me miraban. Siempre lo hacen, les gusta el extraño de la barra, el hombre solitario que toma solo, de espaldas a la gente y con la cabeza gacha. A veces este mira por encima del hombro, puede mirar a una o a dos y esperará el momento propicio para saltarles encima, con la chiva de un cigarro o fuego para encenderlo. Pero siempre les gustaba eso, a los hombre solitarios y sin pasado que recorrian estos lugares. Si querían conocer a un guevon grupiento, con plata y con auto tenían los otros bares del barrio. Para conocer a tipos solitarios estaba el Pedro. Claro está, no me refiero exclusivamente a mi, ya que cada noche el pedro se llenaba de tipos como yo, eso era lo bueno del lugar, uno podia estar solo y a uno se le respetaba esos 70 cm cuadrados sagrados de la barra, solo con uno mismo, pero estaba la opción de estar siempre rodeado de gente, asi que si uno lo quería podía salir del aislamiento con solo levantar la cabeza y hablar cualquier cosa al tipo de al lado. Había una mezcla extraña de esos hombres, un tipo muy singular da cazador de vampiros de " del crepusculo al amanecer", tipos duros pero nobles y los últimos sobrevivientes de la guerra atómica , asi como " mad max", en busca de aquel preciado tesoro que era el combustible. Pero también estaban aquellos que simplemente no querían salir de su espacio, aquellos que por convicción y propia voluntad se relegaban a ese espacio sagrado de la barra o de la mesa de una esquina. Eran aquellos que no querían levantar la cabeza, esos chicos de ojos dormilones. Los lobos esteparios. Ese era el Doc, el primer miembro que entró al club.

 

         Aquella memorable noche el doc estaba sentado en una esquina, chupando solo y con la cabeza gacha hasta los hombros. Lo observé un rato, mientras don pedro contaba otra de boxeadores. El doc era un tipo joven, mas joven que yo, diría unos 23 años . Luego supe que era estudiante de medicina de quinto año, que gustaba de la musica clásica, del cine de gorg y de los libros de Albert Camus. Sin embargo y pese a que parecía tenerlo todo, cada noche , pasadas las 10, hubiera o no hubiera alguien el doc se encaminaba desde su casa, un departamento de estudiantes , caminaba unas diez cuadras hasta llegar al pedro y se sentaba en un rincon, con una cerveza heladita . La bebia solo y ponia la cabeza gacha, pensaba en muchas cosas, luego me sabria algunas de ellas, pero lo mas importante de todo era que estaba solo, y eso no parecía importarle. Eso lo transformaba en un perfecto infeliz. Me acerqué con mucho cuidado, eran como las dos de la mañana. El boche del lugar impidió que el doc se percatara de que yo iba a sentarme a su mesa, a violar su espacio privado, aquel lugar tan intimo, tan personal. Cavía la posibilidad de que el doc me diera de golpes, si, y estaría en todo su derecho, yo no era tal para interrumpir su soledad. Tambien cabía la posibilidad de que me recibiera con un gesto indiferente, algo clasico de los lobos esteparios y luego siguiera tomando como si yo no estuviera allí, hablara algo al aire, tal vez dirigiendose a mi, no lo se y luego, solo continuara en lo suyo por el resto de la noche. Bueno, lo que sucedió realmente fue que me senté y luego le dije si podía acompañarlo. El levantó la cabeza, pero su mirada no estaba fija en mi, estaba en cualquier lado y acto seguido me preguntó si yo no era un maricón. Yo le dije que no, entonces comenzamos a conversar. No voy a hablar mucho de lo que nos dijimos aquella noche, pero debo referirme a lo que me motivó a pensar en el doc como el primer miembro del club. Tenía un problema, un gran problema que lo tenía sumido en una terrible depresión. Insistió en eso hasta el final, así que no le dije mas y dejé que me lo contara. Había una chica, susanita, con la que había tenido una relación sentimental de tres años. Luego de eso ella lo dejó abruptamente sin darle una gran explicación. El doc quedó muy mal, pero luego vino lo peor. Uno de los compañeros de departamento se metió con la susanita, tuvieron un pequeño romance, y lo mas duro era que andaban agarrando ahí mismo en el departamento en frente de el. Estaba claro que la susanita lo hacia por despecho, incluso una tarde en la que el llegaba, la susanita dejó entre abierta la puerta de la habitación del mauro, el compañero de departamento del doc mientras hacían el amor. El doc obvio tenía que verlos al entrar y ahí quedo la cagá . Luego de esa el doc hecho a la mina y se peleó con el amigo. La lata según el era que el habia sido su amigo por casi 5 años y que la mina si bién le importaba aún no era lo mas importante. Ese era un buén punto, ya que encuentro ridículo que un hombre se pelee así por una mujer, aunque debo reconocer que a veces vale la pena. Bueno, esa noche el doc estaba muy afligido por que la mina lo habia llamado y le había pedido que volvieran. Si bién me puse en su lugar, nada era comparable a lo que el sentía en ese momento, asi que decidí que lo mas importante ahora era dejarlo hablar y que a lo mejor así lográba aclarar algo. Luego vinieron mas cervezas, mas confidencias y finalmente el comienzo de una desquiciada amistad. Aquella noche no le comenté al doc la idea del club, pero si le dije que teníamos que comenzar mas a menudo a salir a bares como estos, en busca de nuevos amigos que necesitaran hablar de sus problemas. Indirecatmente el habia aceptado mi propuesta, aunque el fin que nos motivaba era distinto. Lo que yo quería era que el doc tuviera una segunda oportunidad, no sabía como, ni cuando.

 

         Desperté al otro dia con una gran resaca a cerveza. Eran las 7 de la mañana, hora de levantarse. Me duché con agua fría, tomé un café amargo y me fui a la pega. No quiero hablar de eso por que me carga hablar de lo que hago, la pega es tan aburrida y miserable que la única forma de sobrellevarla era pensar que solo se trataba de algo pasajero que se iría con el tiempo, al igual que esta amargura que invadía mi alma, pero si debo hablar de la cecilia, mi jefa. La cecilia era un poco mayor que yo, bonita figura, pelo negro, carita redonda y ojos grandes y negros. Fuera de la pega estaba bién, hasta se le podía tutear, no los empleados nuevos por supuesto, pero si los que llevábamos al menos un par de meses con ella. La ceci era de gustos extraños y modales mas extraños aún. Una mañana en la que yo estaba sacando un informe de la computadora se me acercó y se sentó sobre mi escritorio. Me preguntó si me gustaban sus piernas. Yo se las miré y le dije que estaban bién aunque no sabía por que aún no se las veía completas; Ella me dijo que las vería completas cuando se derritieran los polos y luego se puso de pié y se fue. Siempre hacía cosas como esas, como intentando conocer alguna verdad que le estuviera vedada, le interesaba saber que opinaban de ella, hasta que finalmente di con la respuesta. Fue una tarde en la que salí de la oficina cuando la seguí hasta un café del centro que era muy concurrido por ese entonces solo por mujeres, aunque se podía ver a hombres, solo algunos sentados en medio sin mucho que decir o hacer. Bueno, la ceci se sentó con otra mina y se saludaron con un beso en la boca, si, en la boca, y entonces lo comprendí. Mi jefa era lesbiana, por eso era tan extraña con los hombres. Estuvieron ahí por mas de una hora, luego se fueron de la mano y antes de salir la mina le agarró el poto a mi jefa, y a ella no pareció importarle. Al dia siguiente le hablé en su oficina y le dije si le interesaba salir a tomar algo después de la pega. Ella ante mi sorpresa accedió y yo le dije que nos veríamos como a las ocho en un lugar del barrio, el bar del pedro.

 

         Llegamos a las 8 y un poco mas. Ella miró el boliche y dio su aprobación con un gesto de su mandíbula. La ceci estaba vestida con un traje negro de dos piezas y una camisa blanca, la falda le llegaba hasta mas arriba d e la rodilla y su pelo estaba tomado con un tomate. Nos sentamos, no habia casi nadie, solo los taxistas del paradero del frente que tomaban onces con una paila de huevos revueltos y un plato de tomates. La ceci sacó un cigarro y luego me ofreció uno- No fumo- le dije, pero ella insistió, asi que saque uno de su cajetilla y ella me lo encendió. Me desabroché la corbata y la miré de reojo. Ella estaba como ida, parecía cansada. Noté que dos grandes bolsas negras se extendían por debajo de sus ojos. Su rostro era hermoso, pero ahora podía notar que era un rostro inexpresivo, cansado y tenso. La arruga de la frente parecía ir desapareciendo y eso era una buena señal. Le pedí una cerveza a don pedro. Nos trajo una heladita y le serví a mi jefa y luego me serví yo. La ceci se la tomó al seco, luego suspiró y sonrió. Nunca la había visto sonreír . Entonces me miró y me dijo que ayer por la tarde me había visto en el café a la hora de su cita y luego me preguntó que si esta reunión era por eso. Yo creía que habia sido muy cauto y sigiloso pero me di cuenta que cuando yo iba subiendo la ceci ya venía de vuelta, así que le dije que si, que efectivamente era yo el de ayer por la tarde pero que la reunión no era por eso, o no directamente, solo tenía ganas de conocer mas de ella, eso era todo. La ceci me sonrió y me dijo que yo le caía bién, que era diferente al resto de los guevones que estaban bajo su cargo, que era inteligente y que no me metía con nadie, que no se explicaba como un tipo como yo, de buena facha ( lo decía por el traje) e inteligente ( yo podría haber sido lo suficientemente estúpido pero con el traje y la facha me veía mas inteligente) tuviera un trabajo tan miserable como ese. Yo le dije que tenía mis razones pero que no quería hablar de ello. Entonces ella me dijo que si me contaba sus problemas yo debía hacer los mismo con los mios. Así que fue un trato y le conté mi historia. Claro está , yo quedé mas impresionado luego de que ella me contara la suya. La historia de la ceci no era una historia común de lesbianas , se trataba de lago mas intenso; La ceci había estado casada varios años con un tipo que era abogado. Ella es muy linda y muy fina, así que no me costó tanto imaginar por que habia terminado así. El asunto es que el tipo la trataba fenómeno, le compraba ropa, la mimaba, le tenía un auto propio que ella chocó varias veces . La ceci era muy joven cuando se caso y no había alcanzado a tener muchas relaciones, así que solo hasta que cumplieron tres años de casados ella se dio cuenta que sentía ganas de experimentar otras cosas, que su marido no le era suficiente. Intentó una aventura con uno de los jefes de la tienda donde trabajaba, pero no sintió mayor cosa. Eso le preocupó, asi que estuvo en eso, pequeños romances después del trabajo con hombres jovenes que trabajaban en el mismo departamento y con sus jefes mas directos, pero no sucedió nada. Ahí fue que comenzó a preocuparse, ya que era aún muy joven, atractiva, tenía un cuerpo casi perfecto y sobre todo una gran vitalidad y deseo sexual. Me contó que después de que se dio cuenta del problema intentó varias fórmulas para que volviera la aventura a su vida, hasta que conoció a la gilda, la mina con la que estaba ayer en el café del centro. La gilda era una promotora de una cadena de tiendas de la competencia. Se conocieron durante un curso de capacitación que la empresa le pagó para que pudiera ascender al cargo de jefa de departamento. Dijo que se habían visto primero en el salón de conferencias, luego en el loby del hotel donde eran los cursos y luego en uno de los grupos de trabajo que se formaron para resolver los casos que se habían planteado en la conferencia. Fue un amor a primera vista, bueno, una atracción a primera vista. La gilda era una mina muy intensa, la versión de la ceci pero en rubio. Era delgada y tenía un par de largas piernas que parecían comenzar desde su cuello. Era exuberante, extremadamente hostil y tenía un par de ojos verdes que lanzaban una mirada mortal a quien se posara en su camino, y lo mas importante de todo, era lesbiana. La ceci se dio cuenta de eso, pero no pareció incomodarla, al contrario, eso le gustó. Esa semana fue intensa, comenzaron el tortilleo casi de inmediato, fue una relación intensa y lujuriosa . No asistieron al resto de los cursos y se graduaron igual ya que tubieron una noche romantica con el director que promovía al personal. Ella y la gilda lo entretuvieron toda la noche con una suerte de juego sensual y peligroso. De ahí que no se separaron mas, dos años llevan en eso. El punto en el asunto era el hecho de que a la ceci le angustiaba mucho pensar en como iba a terminar eso. La verdad la ceci no era una mala mujer, ella quería tener hijos y una vida normal, como todo el mundo, pero había descubierto un lado de su personalidad que la estaba volviendo loca, que la estaba consumiendo de a poco y no sabía como detenerlo, por que era muy intenso y no podía pelear contra el. Por eso la ceci habìa accedido a hablar conmigo esa tarde, por que había visto en mi a una persona confiable, tal vez fuera el único de su departamento que lo fuera, que no la viera como un objeto sexual sino como un ser humano que necesitaba ayuda. Así que le dije que la ayudaría, mejor dicho , que nos ayudaríamos mutuamente por que yo igual necesitaba de una amiga, una amiga especial. Ella me miro y luego me dio un beso, un beso rico, cortito, con sabor a cerveza y luego nos fuimos. Luego la deje en su casa y me fuí caminando. Pensé en lo que habiamos conversado. Fué un camino largo a casa, me fuí lentito, tomando el aire de la noche y bajando la cerveza que se me habia subido ya a la cabeza. Por un momento trate de imaginar que clase de imbecil deja a una mina como la ceci, después de ese beso ya no lo pude comprender.

 

         Al dia siguiente me junte con el doc donde el pedro a tomar onces. Llegamos como a las 21:30 hrs. Saludamos al tio y luego nos sentamos. En la tele estaban dando las noticias. - Que les sirvo mis guachitos- Nos dijo. - Dos pailas de huevos con jamon y dos cafes con harto pan amasado-, le respondi. El doc sacó un pucho y luego me miro serio. Me dijo si se lo podia encender, el no podia hacerlo por que estaba demasiado nervioso. Eso me olio a forro con la mina, asi que se lo encendi mientras el tio llegaba con los dos cafes -Listo, el agua esta caliente.- . El doc comenzó a hablar, me dijo que ya no daba mas con las situación, que queria que esto de la mina se terminara rapido, que la mina pronto iba a terminar por afectar su vida y sus estudios se iban a ir a la chucha. Yo le dije que se calmara, que pronto ibamos a tener otra oportunidad para comenzar de nuevo. -¿ estay mas guevon ? - me dijo y luego continuo.- Ya lo he intentado todo, incluso lo que tu estay pensando, pero no me dio la raja. Yo estudio medicina cachai y se como puede morir un hombre sin dolor, asi que la otra noche casi lo intento… me da vergüenza contarte esto- El doc comenzó a llorar, mientras que en las noticias hablaban sobre la insidencia de suicidios en esta epoca del año. - Cambia el canal tio, por favor, queremos comer tranquilos- Le dije. Comenzamos a comer. Al rato el doc se calmó y olvidamos todo el asunto. Luego nos despedimos y salimos al barrio nuevamente.

 

Caminamos, eran como a las once, la noche estaba rica aunque aun era miercoles y restaban dos dias para que la primera reunión del club tuviera lugar, asi que aproveche de dedicarme a lo que me faltaba. Nuevos socios. Le dije al doc que hecharamos un vistazo en EL GATO COJO, una pica que quedaba a solo una cuadra del pedro. El Gato cojo era conocido por que era frecuentado por muchos bohemios de la ciudad, ese era otro antro, un sub mundo casi miserable, donde entre obscuras mesas de vez en cuando aparecia un drama al descubierto. La gente iba por que era barato, y donde hay tragos baratos hay mucho sufrimiento. Asi que decidí que este sería el lugar apropiado para buscar a nuestro siguiente socio. En la entrada nos paro un portero y nos invitó a entrar, nos dijo que siempre nos veía pasar y que por hoy nos dejaba la entrada libre. Igual, uno sabe que no hay mas gente y que quieren llenar el lugar, asi que le seguimos la corriente y entramos. Subimos unas escaleras hasta llegar a un tipo de buhardilla de los cachureos. Había poca gente y el lugar estaba mal iluminado. Nos sentamos en la barra y pedimos dos piscolas, aun era temprano asi que le dijimos al barman que le hechara harto hielo, por que mañana tenia que trabajar. Una banda tocaba una decadente version de una canción de los creadens. Me puse el primer sorbo y comenzó mi búsqueda, mientras el doc movía la cabeza intentando seguir el ritmo de la canción. Mire por todos lados, unos cuantos borrachos, una mesa llena de minas que no pasaban de los 21, un viejo y una joven que apostaría se trataba de una puta en noche de negocios. Me detuve en el, quizas el tipo necesitara ayuda y no sería malo uno mayor de cuarenta, asi que espere pacientemente a que se parara para ir al baño. El doc ya comenzaba a aburrirse asi que intente antes acercarme a la mesa y hacerle algun gesto, asi que tome un cigarrillo del doc y me fui a la mesa para que me lo encendiera. Al llegar el viejo me miro con mala cara, me dijo que le trajera otra piscola y a la señorita un margarita. Yo le dije que no era mesero y que solo queria que me encendiera el cigarrillo. El viejo me miro y me hizo un gesto de que me fuera a la mierda y yo se lo respondi en silencio, haciendo como que para allá mismo de dirigia. Y eso fué todo. Cuando regresé a la barra mi piscola ya se habia aguado y el doc no daba mas del aburrimiento, yo pense para mis adentros que esto de reclutar a miembros para el club no era nada facil. El doc me hizo un gesto y me dijo que nos fueramos, asi que dejamos el GATO COJO y volvimos a la calle. Afuera hacia mas frio, eran como la una. Deje al doc en el paradero de micros y le dije que mañana iriamos al cine, a ver una mala de luchino visconti, el doc me sonrio por que sabia que me referia a LOS MALDITOS, asi que se fue contento.

 

         Camine hasta mi departamento, intente encender un pucho pero el viento no me dejaba prender un fosforo y ya no me quedaban mas. Me acerque donde uno de los cuidadores de autos que habia en la palza a esa hora y le pedi fuego. Al verle el rostro me pareció cara conocida. Se llamaba moncho. Me dijo que alguna vez había trabajado de portero en un local nocturno del centro, habia sido un gran guardia de seguridad. Me sente en el capo de un auto y el se apoyo a mi lado. El moncho tenia unos 45 años pero ciertamente aparentaba muchos mas. El viejo estaba mal cuidado tenia muchas cicatrices en la cara y le faltaban tres teclas ( dientes). Hablamos sobre la vida nocturna de la ciudad antes de que llegara el barrio. Casi toda era en el centro- me dijo- habia discos, choperias para ir a tomarse el primero y luego cabarets cada una cuadra.- El habia sido guardia de muchos de esos cabarets y discos, se sabia todas las movidas, con los taxistas, las minas, los viejos de la municipalidad y de la intendencia que iban a casas de puta a matar el fin de semana. Muchas veces el tubo que tapar mas de alguna camara de periodistas indiscretos que trataban de cagarselos. - En esos tiempos era a puro combo- , me decia sonriendo mientras mostraba los dientes sanos que le quedaban.- Estos los perdi el 87, en una pelea afuera de un caguin del centro, me reventaron una silla en la cara.- . Yo lo mire sorprendido. Me dijo ademas que después de eso el le quebro una botella de pisco en la cabeza al tipo, el que resulto ser un menor de edad, hijo de un tipo adinerado de la ciudad. El muchacho tenia 17 años y después del botellazo en la cabeza quedo en estado de inconsciencia por muchos dias, luego cayo en un coma y murió. Se hizo un silencio , yo lo mire, parecia estar recordando. Me pidió otro pucho , se lo di y el lo encendio, luego prosiguió con su relato. Lo metieron preso y lo soltaron mientras el muchacho aún estaba en coma en el hospital, el trato habia sido que si algo le sucedia al chico el lo pagaria pero en silencio, nadie debia saber que el hijo del hombre mas poderoso de la ciudad andaba en malos pasos en tugurios de putas y traficantes, asi que el moncho perdió la pega, tres dientes y su libertad condicional cuando el muchacho murio. Pero el moncho sabia que no iba a aguantar en la carcel mas de dos semanas, asi que se hecho el pollo antes de que vinieran a buscarlo. Y en eso estuvo, perdido mas de 7 años, hasta que la causa se cerro y ya no lo buscaron mas. En ese tiempo tubo muchos oficios, siempre de noche y siempre oculto. Trabajó como jornalero en obras civiles, cargador de sacos de harina, en la cosecha de la remolacha , en discoteques de pueblos del sur, y en lo que fuera que le diera un poco de dinero para mantenerse. Ahora acomodaba y cuidaba autos desde hace casi dos años, habia ahorrado un poco de plata asi que vivia tranquilo, no bien , pero se las arreglaba, me confeso que todo el problema se habia debido a que el era un bebedor empedernido y que el copete le hacia mal, lo transformaba en un hombre violento, que fue por eso que reacciono de esa forma la noche que hirió mortalmente al muchacho en la discoteque, desde entonces, hace mas de 9 años que era un enfermo alcohólico, que habia intentado rehabilitarse muchas veces pero que no lo habia logrado. Le pregunte si tenia que hacer algo el viernes y me dijo que después de las tres de la mañana quedaba libreta. Le sonrei al tiempo que le extendia una invitación para el viernes donde el pedro.

 

         El doc, la ceci, el moncho y yo eramos el caleidoscopio perfecto de la miseria humana. En nuestro grupo habia una especie de maldicion de maldiciones rondando en el aire. Si nos uniamos cualquier cosa podia suceder, desde un terremoto hasta un incendio, sin embargo eso era bueno, por que se conjugaba perfectamente el perfil que yo habia esperado del club de la segunda oportunidad, un grupo irracional, desvergonzado, con tragicas historias del pasado pero con un grado de esperanza para el futuro, o al menos eso era lo que yo pensaba. La tarde del jueves hable con la ceci y le dije que la invitaba el viernes por la noche para que hablaramos un rato, pero me dijo que tenia un compromiso.- A que hora te desocupas de tu compromiso- le dije, ella me dijo a las 2:30. - Perfecto-, asi que le dije que nos juntaramos a las tres y ella me dijo que bueno, pero que llevaria a la gilda ya que la cita previa era con ella.

 

                   Estuvimos donde el pedro a la hora acordada, las 3 de la mañana .a esa hora lo mas granado de la noche penquista estaba en la calle: mujeresurelas , solitarias, aburridas de la vida, emprendedoras, etc.- Estábamos sentados en una mesa de la esquina, como cada viernes el pedro estaba lleno. Había de todo. Yo y el eric habiamos llegado primero. El doc fumana sus belomont light cuando llegó la ceci con la gilda. Ambas estaban vestidas con estrechos vestidos negros, que se señían de tal manera a sus cuerpos que apenas si dejaban algo para la imaginación. Mas que dos tortillas parecían dos de las mejores prostitutas de la tia olga. No hace falta decir que todo el barsucho se dio vuelta a echarles una mirada. Yo y el eric nos quedamos boca abierta.- Cierra la boca guevon- dijo la ceci sonriendo cuando me vió. Antes presenté a la ceci con el eric y la ceci me presentó formalmente a la gilda. Hay una cosa que jamas entenderé de las tortillas y es que actuan de igual manera como hombre y como mujer. No sabía cual de las dos era, por decirlo asi, " el guevón", asi que me comporte con ellas dos por igual. Antes le habia contado al doc de la parejita, para que no se le ocurriera algo. La ceci estaba radiante, ya lo habia dicho. No habia en ella rastro de la jefa de departamento mañosa y arpia que yo conocía, mas bién parecía tener una candidez de niña ingenua, de una veinteañera en toda su plenitud. La gilda era otra cosa, una mujer hecha y derecha, pese a que tenian ambas la misma edad a la gilda se le notaba el mundo, por decirlo asi, ya que había algo en su mirada que la delataba como perteneciente a otra especie, una que estaba aúnmuy lejana de lo que yo y la ceci o el mismo doc aspirábamos llegar a ser algún dia: Triunfadores. Por cierto pensé en ello mientras bebimos el aperitivo y esperábamos a que llegara el quinto miembro del club, el moncho. El asunto no era complicado en un principio si pensaba que todos nos habiamos reunido en este lugar por una razón y una causa común; No creía al menos que los presentes en algún momento de esatas 48 horas hayan tenido un logro personal que los haya sacado del pozo en el que se encuentran, ni creo que alguno haya intentado algo para lograrlo, por lo que sui mejor opción era esta, aunque aún no lo sabía. Si bién el doc estaba muy próximo a encontrarle una salida a su problema, cada vez que creía encontrarla se iba mas directamente a otro problema de igual magnitud o mayor, en eso radicaba su razón de ser y su tipo particular de persona: El doc era un pesimista y ciertamente no saldría solo de esta. El caso contrario era la ceci, la que a sus 25 años ya se sabía mal y solo esperaba una oportunidad para enderezarse, con lo que concierne a nuestra amiga marimacho, la gilda, la estaba haciendo bien como puntal, asi que se sería el punto debil de su "tratamiento" y tal vez, sería bueno ahondar mas en ello al calor de unas piscolas. Finalmente llegamos al moncho, el que a esa hora justo hacia su aparición. La mirada despreocupada cubierta por cicatrices y una sonrisa sin dientes delataban a un tipo malvado y peligroso. La ceci no pudo evitar sentir un celo normal cuando el moncho le estrecho la mano y galantemente se refirió a ella " con todo respeto" como señorita, lo mismo ocurrió con la gilda, no así el doc que ya era un tipo fogueado en este tipo de ambientes. Finalmente no sentamos. Ya estabamos todos reunidos y podíamos conversar. Inmediatamente el tio nos trajo una segunda ronda de tragos, vino para el moncho y ponche de melon para la gilda y la ceci.

 

         No quiero referirme en extenso a esa primera reunion. Ocurrio si, algo que creo vale la pena mencionar: Como es típico, al calor de los tragos cada uno comenzó a enfrascarse en algún tipo de conversación en especial. No había una pauta de conversación, los temas salían al compas del boche del barsucho . Una pelea a media jornada nos distrajo un poco, pero luego, a raiz del tema el moncho comenzó a hablar de su afición al trago y del problema que este le traía cuando lo bebía en cantidad. Habló de que años atrás habia matado a un muchacho de 19 años en una discoteque del centro en defensa propia, al referirse a esta situación lanzé una mirada tensa a la cecí con la gilda, esperando una reacción mas o menos dantesca o una expersión de franca incomprensión, sin embargo grande fue mi sorpresa cuando me percate de que ambas seguían con interes la confesión del moncho. Luego la ceci acotó algo al respecto, le dijo algo así como que los errores del pasado siempre lo marcaban a uno, pero la idea era aprender a vivir con ello y no dejar que ese error te arruinara la existencia. La idea del club estaba comenzando a dar resultado, brindé por eso en silencio hasta que un tipo borracho que estaba sentado al lado de nuestra mesa comenzó a molestar a la ceci, saltó el moncho y le quebró una botella de cerveza en la cabeza y ahí acabó todo, al menos por esa noche. Mas tarde y luego de las disculpas al tio nos retiramos del lugar. La ceci y la gilda se fueron a tortillar a depto de la gilda en un taxi, el doc y yo decidimos que ya habia sido mucho por hoy así que el moncho y el doc se fueron caminando hasta un pronto para comer algo. Luego de dejarlos en la esquina yo saque un cigarrillo y me puse a caminar. Hacía frio y una muchacha que estaba borracha apoyada en un paradero de micros me encendió el pucho. Yo le regalé mi mejor sonrisa y luego me fui a dormir.

 

         La verdad es que yo no me había propuesto que esto llegase tan lejos,a decir verdad, para ser la primera reunión habia sido desastrosa, pero aquella conversación que se dio entre el moncho y la ceci me subió el ánimo. Existe una frágil linea entre la locura y la cordura, todos los del club lo sabían, solo que nadie podía predecir en que momento se traspasaría esa linea para uno u otro lado. Para el doc, un depresivo suicida , o para el moncho un alcoholico con un pasado tormentoso, o para la ceci una mujer bella atrapada en el cuerpo de una lesbiana existía sin embargo una esperanza, la esperanza que otorga la necesidad de pensar en que no podemos sobrevivir solos y tal vez los errores del pasado se compensaran mejor si estos eran compartidos de una forma abierta y honesta, asi que decidí que una forma de afrontar la próxima reunión sería tirar las cartas directamente sobre la mesa. Al respecto un dia que la ceci andaba atravesada me agarró en pelea corta por unos informes que necesitaba para ayer. La explicación que le di no sirvió de nada, así que me ordenó que me quedara tiempo extra y que no había excusa que me salvara de esta. Al rato entró a mi oficina y me pidió perdón, luego me dijo que lo del informe era verdad, pero que quería que luego la acompañara a un lugar ya que necesitaba contarme algo. Eran las 9 de la noche cuando salimos de la tienda . Hacía un poco de frio. La ceci vestía un traje de dos piezas color mate, ceñido al cuerpo y un abrigo largo, gris la complementaban. Sus largos tacones retumbaban en una calle mugrienta y húmeda. Mientras caminamos encendió un cigarrillo y yo le pedí otro al tiempo que le pregunté a donde íbamos- A mi departamento.- me dijo y yo solo continué fumando. El departamento era amplio y luminoso, quedaba en el piso tres de una torre céntrica. Estaba sobriamente alhajado y a decir por la decoración se debía tratar del hogar familiar que habían tenido la ceci y su esposo antes de separarse. Tomé asiento mientras la ceci se sacaba los zapatos y ponía algo de música.- Bonita vista.- Acoté nervioso, premuniendo lo que vendría luego. La ceci llegó con dos copas de vino servidas. El vino estaba helado y rico, se sentó a mi lado y se acurrucó con el vaso aún en la mano contra el cojín del sillón. Subió sus piernas eternas y las puso sobre mis rodillas. Luego me miró sonriente y bebió un poco de vino, yo igual lo hice.- No quiero que te pases un rollo, pero necesito de tu ayuda.- replicó ella en tono casi somnoliento. La quedé mirando y le dije que continuara. La ceci comenzó a contar una historia muy triste, mas triste que la primera que me contó; Hace poco había descubierto que la gilda, su media tortilla, tenía una amante. La verdad es que mis oídos no estaban acostumbrados a tales confesiones, pero hize cuenta que se trataba de un amigo, así que seguí escuchandola. Me contó que mientras duraba el juicio de nulidad con su marido, este le había dejado el departamento a cambio de una compensación en dinero que ella le había pedido, como tenía esta disponibilidad le había pedido a la gilda que se viniera a vivir con ella, asi que la gilda le dijo que le diera tiempo para pensarlo y que luego le respondía. Fue entonces cuando se dio cuenta de lo indecisa que estaba la gilda con la proposición, asi que hace unos dias atrás la siguió a una dirección después de la pega y ahí mismo la encontró con una mujer de mayor, de unos 45 años y que vivía en una casa muy lujosa. Luego averiguaría la verdad ya que se trataba de la antigua amante de la gilda, la que ahora esta volvía a frecuentar. La ceci tenía la vista perdida en la pared, realmente estaba muy angustiada. Yo no sabía que decir, salvo que me traje la botella de vino de la cocina y la dejé sobre la alfombra, a los piés del sofá, por supuesto comenzamos a beber y poco a poco la ceci se fue quedando dormida, hasta que su mano soltó la copa sobre el sillón. La dejé tapada con una frazada que encontré en su dormitorio y me marché. A mi regreso a casa pensé que el deparamento de la ceci era el lugar ideal para reunirnos la próxima vez.

 

         Las cosas no podían ir peores. El doc me llamó unos dias mas tarde a la pega, un miercoles por la mañana ; Me contó que la mina lo había llamado y que quería volver con el. El estaba seguro de que ella solo quería volver por un asunto de compasión o remordimiento por lo del amigo. La situación no podía mas perdida, ya que esta noticia le provocó tal conmoción que no le había permitido estudiar para su grado de fin de semestre y lo había reprobado. Como si esto fuera poco su padre lo había llamado y le había dicho que lo esperaba para las vacaciones de invierno en casa, ya que saldrían de viaje al fundo de la familia, luego como explicaría el este suceso si debía rendir por esas fechas el examen de repetición, la única oportunidad que le restaba. De pronto imaginé al doc como el dueño de un circo al que le habían crecido los enanos y en el que la mujer gorda había bajado inexplicablemente de peso. Decidí no esperar mas, así que aquella noche siguiente nos reunimos en el depto de la ceci, el moncho, el doc, la gilda y yo para tener la segunda reunión del club. Yo llegué un poco mas temprano que los demas. La idea era tener algo para comer, y por supuesto para tomar, así que ayudé a la ceci a preparar todo. Mientras hacíamos las cosas ella comenzó a cantar y me dijo que se sentía muy feliz por que sentía que al fin las cosas le estaban resultando, y entonces ocurrió algo extraño, la ceci me besó, un cortito en la boca, con mucho sabor a menta, muy, muy suave. El timbre sonó justo para que volviera a la realidad. Era la gilda. La verdad la situación no podía ser mas confusa. La gilda entró y me miró como se mira al mejor amigo de tu novia. Yo me sentía como se siente aquel amigo que se come a la polola de uno de sus amigos (gas), y la ceci tenía cara de estar volando sobre un aeropuerto sin luces en medio de una noche tormentosa. Detrás llegaron el doc y el moncho, este último traía flores para la ceci y eso me salvó. Al rato nos sentamos, la gilda bajó las luces y puso música, muy sauve, como para conversarla. El moncho estaba sentado entre el doc y la ceci, yo quedé frente a la ceci y al lado de la gilda y ciertamente ella procuró no perderme de vista al menos por un par de horas. Y la conversa comenzó. La ceci comenzó a hablar lo de siempre, en especial al moncho, sobre la autoestima y todo eso. El doc mientras bajaba la cabeza y la movía como niño autista. La gilda tomaba la mano de la ceci y a ratos bebía un sorvo de vino blanco. El mocho en tanto estaba muy entusiasmado con la conversa que tenía con la ceci , tanto que mientras bebía a grandes sorbos una píscolita reía plácidamente mientras dejaba ver su único par de dientes buenos. El doc era el que me preocupaba realmente. Intenté hablarle pero estaba demasiado absorto en sus pensamientos. Fue cuando pensé lo peor. Sus ojos delataban un segundo de decisión. El momento había llegado. El suicidio. Entonces el doc pidió permiso para ir al baño , la ceci se lo mostró sin separarse de la mano de la gilda y sin perder de vista la sonrisa del moncho, yo insistí en acompañarlo. Una vez en el baño le pergunté que es lo que pasaba.- Disculpa, es solo que no he estado muy bien por lo del examen.-.- Comprendo- repliqué mientras ambos comenzábamos a mear.- ¿quieres hablar de eso?- le pregunté mientras sacudía lo mio con vitalidad. Fue entonces cuando escuchamos un grito que venía del living del departamento. Cuando llegamos el moncho tenía a la gilda tomada del cueyo con sus dos grandes manos: "las manos de un asesino"- pensé rapidamente y luego imaginé lo peor, en que lio los había metido a todos. Pero la gilda se safó rápidamente y tomó a la ceci de la mano, luego todos corrimos y nos encerramos en el baño.

 

         Debía tratarse de un espacio mas o menos cómodo. El cuarto tenía como dos metros de ancho por dos y medio de largo.El baño estaba adornado con buen gusto: Un juego de cortinas de buena calidad que hacían juego con el color de las paredes, el paño del jabón, las toallas de mano y la alfombra del piso, todo en un tono beige rey. Sobre la repisa del labatorio había figuras de porcelana de preciada calidad. Dos cepillos de diente, supuse que uno era de la gilda y un juego de finísimas lociones para después de la ducha. Finalmente en el perchero de la puerta, dos batas de finísima seda, una roja y otra blanca. La ceci encendió un cigarro y se sentó en las piernas de la gilda que estaba sentada sobre la taza del baño. El doc y yo estábamos sentados en el borde de la tina. Afuera los gritos del moncho cada vez eran mas débiles. Calculamos que demoraría unos 30 minutos en caer borracho sobre la mesa, asi que decidimos democráticamente esperar. Sorpresivamente el doc comenzó a hablar.- Esto me recuerda una historia de terror en un antiguo programa de la tv: Un tipo se quedaba encerrado en el baño todo un fin de semana, una puerta antifuego recién instalada lo había sepultado en vida. Durante todo ese tiempo se alimentó de cosméticos , pastillas de vitaminas y bebió el agua de la taza del baño.-. La ceci lo miró con cara de asco y agregó que de ser este el caso antes se bebería su propia orina. Yo estallé en una carcajada y luego la gilda hizo lo mismo. Entonces comenzamos a jugar a que es lo que comeríamos si nos quedábamos aquí por todo el fin de semana mientras el instinto asesino del moncho se desvanecía por arte de magia. Hicimos una lista grande de pertrechos. Algunas colonias, unas vitaminas, unas barras de jabón, etc. Luego nos quedamos en silencio. Era agradable estar en silencio, las caras de sueño nos anunciaron que ya era muy avanzada la noche y que llevábamos mas de dos horas encerrados en el baño, fue cuando el doc decidió hablar y sacó su tranca a conocimiento público. Nos habló de su idea de suicidarse y de que ya tenía planeado como lo haría. La gilda le preguntó por que lo hacía si es que ya no tenía algo por que valiera la pena vivir.- Dime una cosa, solo una.- Le replicó el eric duramente al borde del llanto, la gilda lo quedó mirando y luego le respondió.- Solo no lo hagas en este baño y ahora. Mientras tanto la ceci y yo establecimos una nueva conversación sobre los héroes. Ella decía que cuando niña siempre había deseado ser la mujer biónica, ya que sentía ese deseo irrefrenable de saltar como lo hacía la protagonista de la serie. Yo le dije que me gustaba batman y me detuve a pensar en ello: Un heroe no nace de la necesidad de justicia. Un heroe nace de la necesidad de venganza, un heroe humano jamas aspiraría a la justicia ya que la venganza es una fuerza aún mas poderosa que el deseo de hacer el bién. Batman era un ser atraido por la venganza, pero que terminaría haciendo la justicia. Entonces un heroe nace con un instinto mezquino de soberbia, de pensar que solo el necesita curar sus injusticias, eso lo transforma en un ser antisocial, que recurre a las sombras de la noche para ocultar su rostro, para hacer su bien en la impunidad. Batman es un heroe imperfecto que en un principio intentó saciar su propia sed de venganza, su pelea personal y que con el tiempo se transformó en un heroe protector de la sociedad que tanto odiaba. Entonces estaba ahí, tan claro, mas que antes, que siempre. La idea me aterró por un momento. Mi mirada se perdió en medio de las paredes mientras la ceci seguía hablando. Aquel justicero nocturno, mezquino y antisocial, ese justiciero perdido en medio de una lucha personal, aparentando ayudar a su prójimo ,ese héroe en realidad era yo. Eran las siete de la mañana cuando al fin salimos del baño. Esa noche la ceci durmió en su cama y la gilda también. El moncho y el doc se durmieron en el living y yo preferí caminar por la mañana fria de la ciudad. Mis pasos me llevaron al barrio, a mi departamento, un sitio que estaba frio y que distaba mucho de ser un sitio agradable para vivir, mas bién parecía un lugar habilitado para que un ser antisocial y vengativo levantara el vuelo cada noche en busca de alguna injusticia que enmendar, siempre y cuando que de paso enmendara su alma también. La guarida de un murciélago.

 

         Aquel sábado por la tarde mientras dormía la resaca soñé con mi familia y la imagen repetitiva de un desconocido aparecía en mi mente. Se trataba de mi padre. El vino a mí con un recuerdo fuerte y doloroso. Creo que fue aquel brillo en sus ojos la tarde que le dije que había perdido la carrera en la universidad el que marcó decididamente mi rumbo hacia la perdición. Aquella inmensa traición, esa que jamas se olvida ni se perdona, era la que me había llevado a vivir esta vida de redención, pensando equivocadamente que mi alma se salvaría si en el intento ayudaba a unas almas extras de paso a salvarse también. En realidad no había nada de malo en eso. La verdad la maldad del asunto era pretender ser un héroe que quisiera salvarse a si mismo a costa de los demás. Lo anterior me llevó a recordar el amor, ese que también había perdido durante el camino hacia la redención. Un amor puro y sin grandes pretensiones, salvo la de llegar a ser algún dia inmensamente feliz. Ese amor estaba ahí, en algún lugar, perdido para siempre en las penumbras de un pasado que ya no quería evocar, un pasado en el que una familia ocultaba su rostro ante mi fracaso y en el que una mujer vestida de sedas blancas aparecía como una figura espectral pidiéndome que no volviese nunca mas. Después de esta revelación no fui a trabajar en una semana. No se como se las arregló la ceci para justificarme pero cuando regresé una semana después ni siquiera el jefe de sección se había percatado de mi ausencia. La ceci me llamó a su oficina y me preguntó la causa de mi ausencia.- Motivos personales.- Le dije. Ella me regaló una sonrisa y luego me besó suavemente en la boca, como algo que ya se le estaba haciendo una muy mala costumbre. Aquella tarde me despedí de la ceci por un buén tiempo. La razón, un retiro temporal, antes ella me deseó buena suerte y luego me besó por última vez.

 

         El moncho y el doc fueron a despedirme al terminal de buses . En mi billetera tenía mi último sueldo y un pasaje hacia cualquier parte. Pese a que el doc y el moncho se sentían ahora un par de buenos amigos, ambos sabían que igual seguirían solos y que sus asuntos solo serían resueltos por ellos mismos .Al partir el moncho me regaló su mejor sonrisa y el doc, bueno, el doc solo movió su cabeza como un autista, solo que con mas emoción. Pronto eché raíces . En algún momento de mi vida, no se en cual ese bus finalmente se detuvo, algún dia eso ocurre. En algún punto de una carretera obscura y fria decidí echar mi mochila abajo. La luz se perdió en medio de la obscuridad y el ruido del motor se ahogó dejando lugar a la sinfonía de grillos , los que iluminados por miles de luciernagas formaban el mejor comité de recepción que un hombre puede desear. Con el tiempo el ruido de esas luciérnagas reemplazarían a aquel ruido seco de un martillo gatillado contra un viejo revolver con un barril lleno de balas, ese era el tiempo de madurar. mas tarde me definí como un hombre normal, un tipo al que de vez en cuando le gusta perder el tiempo frente a una cerveza, y al que de vez en cuando le gusta escarbar en su pasado. Eso me hizo sentir mejor . Si bien el club de la segunda oportunidad jamás cumplió su objetivo, si me mostró el camino que no debía seguir : ese que lleva a todo héroe a transformarse en villano y al que luego nadie , absolutamente nadie puede salvar.