EL CLUB DE LA SEGUNDA OPORTUNIDAD
"Dedicado a la memoria del coyote, a
quien conocí solo una vez... (1972-1987)
"Mi vida es
como una continua ruleta rusa… cada vez que me doy vuelta aprieto el gatillo
,gira el barril, suena el percutor y el sonido seco retumba en mi sien, el
cañón frío tiembla, mi frente transpira, mis dientes rechinan, mis músculos se
aprietan, me duele la espalda y tiemblan mis rodillas… pero al final, casi
nunca pasa nada"
No me voy a ir
en los detalles, por que son muy aburridos. Mejor hablo de cómo comenzó todo,
que si es mas entretenido. Solo les puedo decir mi nombre, Tomás y algunos
rasgos de mi vida que ameritan saberse para que esta historia tenga al menos un
sentido. Soy joven, aún no paso los 25 años y ya soy un fracasado. Eso es todo
lo que necesitan saber. Tal vez es una radiografía un tanto común. Bueno, yo
soy un tipo común, que se vio envuelto en el peor momento de su vida en una
situación extraordinaria. .
La idea del club
nació una noche en la que frecuentaba el barrio bohemio de la ciudad. Por las
características de mi actual situación, es decir, a los 25 años y con todo
perdido, caí en aquel viejo vicio que era el alcohol. Por cierto antes no lo
era, bueno, antes nadie lo es, en un sentido figurado, creo que todos llegan a
esto luego de un "después", bien, decía que cada noche, después de
que las obligaciones que me imponía un trabajo que detestaba terminaban, me
encaminaba por el barrio bohemio de la ciudad en busca de un panorama distinto
para poder aplacar en parte el desencanto generado por un estado de pesimismo y
angustia que por esos días me mantenían sumido en una profunda depresión. El
paseo consistía en cachar la onda, ver que sucedía y sentir esos olores y
sabores de la noche, los cuales eran capaces de aplacar mis temores y llevarme
por algunas horas a un mundo en el que los problemas y las angustias
definitivamente no existían, ese era el mundo al que me transportaba una
botella de buen vino tinto, una piscola o una cerveza heladita. Una de esas
noches fue que llegué donde el PEDRO. El pedro no es una persona, bueno, en
realidad si lo es, pero mas bién es un lugar. Una cantina barata, pero de buen
aspecto. Difícil de imaginar pero haré el intento por describir el lugar de la
mejor forma posible. Era amplio y olia a limpio. Si, un olor que no impregna el
aire, tenia buena ventilación. Eso me agradó en el acto, es lo que me hizo
pasar. Luego en la barra, don pedro y su esposa, la segunda una dama
rechonchita, de pelo rizado, sonrisa señorial y grandes ojos negros. El primero
un viejo bien traido, de pelo blanco, mirada de ganster pero de rostro pasivo.
Un hombre con aspecto de clérigo, diría yo, pero al que tiempo mas tarde vería
coger a dos Punkis de la cabeza, golpeársela como si fueran dos cocos y luego arrojarlos
contra el suelo como si se tratara de un par de bolsas llenas de mierda. Si te
apoyas en la barra puedes obtener una buena vista del panorama; Un juego de
mesas y sillas completamente dispares, fuera de moda y simples, pero que bién
dispuestas podían hacer al menos que uno pasara una velada agradable sin sufrir
mayores incomodidades. Un local bien iluminado y bien ventilado , bien atendido
por gente amable y decente, esa era la clave. Por las tardes uno podía ir a
tomar onces, una cerveza helada y ver los noticieros, pasar el rato, se sentía
bién, sin mucho ruido, un sitio limpio para simplemente estar ahí a veces sin
hacer nada, tan solo disfrutar de la soledad, pero por la noche el lugar estaba
lleno, ahí era otra cosa. Su distinguida clientela la conformaban bohemios,
poetas, sociologos, estudiantes de arquitectura, pintores, maricones , punkis y
prostitutas, es decir, un gran etcetera. Sin embargo y pese a la peligrosidad
que puede significar tener a tanta diversidad humana reunida en un espacio tan
limitado, jamás vi algún conflicto en el que mi vida o la de otros corriera
peligro, aunque cuando se armaba una pelea, nadie se salvaba. Cuando eso
sucedía yo simplemente me pasaba al otro lado de la barra y esperaba que el
viejo calmara los ánimos. Don Pedro siempre sabía que al menos contaba con tres
o cuatro muchachones que siempre iban al local y que se ganaban detrás de el,
delante, la marea étnica se abalanzaba en avanzado estado de embriaguez pero
siempre un buen golpe al líder de los alzados hacia que los demas desistieran,
y eso era todo. La mocha se terminaba ahí. Siempre podía uno escuchar las
últimas novedades del barrio, los chismes de los ferrocarrileros que iban por
la tarde y que contaban historias de las prostitutas que llegaban a eso de las
tres a buscar clientes donde el PEDRO, los que luego pagaban una pieza en el
hotelucho de al lado y se pegaban su cachita mensual. Un viejo a veces contaba
las suyas y revelaba secretos inmundos acerca de las mujeres en cuestión. Otras
veces uno podía escuchar las historias que contaba don Pedro sobre los
boxeadores del regimiento de hace 30 años atrás y mostraba las fotos de cuando
el era un boxeador profesional y también ayudante de maquinista de segunda en
los ferrocarriles. Pero lo bueno venía ya avanzada la noche, ya que por
doscientos pesos ( una caña de vino tinto) uno podía iniciar una conversación
con cualquier invitado que como a eso de las dos de la mañana ya haya agotado
su reserva de chauchas, el que siempre estaba dispuesto a tomarse el "último
antes de irse a dormir". Por lo general yo elegía a los poetas, escritores
o maricones, alguno que tuviera una buena historia que contar. Ese era el
Pedro, hasta el amanecer, un sitio agradable, no excento de mochas, pero
ciertamente muy interesante. Fue en ese lugar en el que se me ocurrió formar el
club, el club de la segunda oportunidad como lo llamé en un principio, un club
muy especial cuya única regla de membrecía consistía en ser un fracasado, un
perdedor o un montón de mierda , claro está, junto con la convicción de que
algún dia todo eso terminaría.
La noche que se
me ocurrió la idea estaba solo. Era una noche como todas. Mucha gente en el
barrio caminando por las calles. Muchos borrachos, muchos patos malos, mucha
gente en todos lados. El Pedro estaba lleno . Entre, me paré en la barra, como
siempre y lo saludé amablemente. Creo que me gustaba eso, nunca habia tenido
una relación tan afectuosa con el dueño de una cantina de segunda, por cierto
que el pedro no lo era. Observé muchas mesas llenas, algunas solo de mujeres y
otras llenas de hombres, jovenes, viejos y algunos que de lejos parecían pero
de cerca…. Bueno, estaba en esa cuando noté que una chicas me miraban. Siempre
lo hacen, les gusta el extraño de la barra, el hombre solitario que toma solo,
de espaldas a la gente y con la cabeza gacha. A veces este mira por encima del
hombro, puede mirar a una o a dos y esperará el momento propicio para saltarles
encima, con la chiva de un cigarro o fuego para encenderlo. Pero siempre les
gustaba eso, a los hombre solitarios y sin pasado que recorrian estos lugares.
Si querían conocer a un guevon grupiento, con plata y con auto tenían los otros
bares del barrio. Para conocer a tipos solitarios estaba el Pedro. Claro está,
no me refiero exclusivamente a mi, ya que cada noche el pedro se llenaba de
tipos como yo, eso era lo bueno del lugar, uno podia estar solo y a uno se le
respetaba esos 70 cm cuadrados sagrados de la barra, solo con uno mismo, pero
estaba la opción de estar siempre rodeado de gente, asi que si uno lo quería
podía salir del aislamiento con solo levantar la cabeza y hablar cualquier cosa
al tipo de al lado. Había una mezcla extraña de esos hombres, un tipo muy
singular da cazador de vampiros de " del crepusculo al amanecer",
tipos duros pero nobles y los últimos sobrevivientes de la guerra atómica , asi
como " mad max", en busca de aquel preciado tesoro que era el
combustible. Pero también estaban aquellos que simplemente no querían salir de
su espacio, aquellos que por convicción y propia voluntad se relegaban a ese
espacio sagrado de la barra o de la mesa de una esquina. Eran aquellos que no
querían levantar la cabeza, esos chicos de ojos dormilones. Los lobos
esteparios. Ese era el Doc, el primer miembro que entró al club.
Aquella
memorable noche el doc estaba sentado en una esquina, chupando solo y con la
cabeza gacha hasta los hombros. Lo observé un rato, mientras don pedro contaba
otra de boxeadores. El doc era un tipo joven, mas joven que yo, diría unos 23
años . Luego supe que era estudiante de medicina de quinto año, que gustaba de
la musica clásica, del cine de gorg y de los libros de Albert Camus. Sin
embargo y pese a que parecía tenerlo todo, cada noche , pasadas las 10, hubiera
o no hubiera alguien el doc se encaminaba desde su casa, un departamento de
estudiantes , caminaba unas diez cuadras hasta llegar al pedro y se sentaba en
un rincon, con una cerveza heladita . La bebia solo y ponia la cabeza gacha,
pensaba en muchas cosas, luego me sabria algunas de ellas, pero lo mas
importante de todo era que estaba solo, y eso no parecía importarle. Eso lo
transformaba en un perfecto infeliz. Me acerqué con mucho cuidado, eran como
las dos de la mañana. El boche del lugar impidió que el doc se percatara de que
yo iba a sentarme a su mesa, a violar su espacio privado, aquel lugar tan
intimo, tan personal. Cavía la posibilidad de que el doc me diera de golpes,
si, y estaría en todo su derecho, yo no era tal para interrumpir su soledad.
Tambien cabía la posibilidad de que me recibiera con un gesto indiferente, algo
clasico de los lobos esteparios y luego siguiera tomando como si yo no
estuviera allí, hablara algo al aire, tal vez dirigiendose a mi, no lo se y
luego, solo continuara en lo suyo por el resto de la noche. Bueno, lo que sucedió
realmente fue que me senté y luego le dije si podía acompañarlo. El levantó la
cabeza, pero su mirada no estaba fija en mi, estaba en cualquier lado y acto
seguido me preguntó si yo no era un maricón. Yo le dije que no, entonces
comenzamos a conversar. No voy a hablar mucho de lo que nos dijimos aquella
noche, pero debo referirme a lo que me motivó a pensar en el doc como el primer
miembro del club. Tenía un problema, un gran problema que lo tenía sumido en
una terrible depresión. Insistió en eso hasta el final, así que no le dije mas
y dejé que me lo contara. Había una chica, susanita, con la que había tenido
una relación sentimental de tres años. Luego de eso ella lo dejó abruptamente
sin darle una gran explicación. El doc quedó muy mal, pero luego vino lo peor.
Uno de los compañeros de departamento se metió con la susanita, tuvieron un
pequeño romance, y lo mas duro era que andaban agarrando ahí mismo en el
departamento en frente de el. Estaba claro que la susanita lo hacia por
despecho, incluso una tarde en la que el llegaba, la susanita dejó entre
abierta la puerta de la habitación del mauro, el compañero de departamento del
doc mientras hacían el amor. El doc obvio tenía que verlos al entrar y ahí
quedo la cagá . Luego de esa el doc hecho a la mina y se peleó con el amigo. La
lata según el era que el habia sido su amigo por casi 5 años y que la mina si
bién le importaba aún no era lo mas importante. Ese era un buén punto, ya que
encuentro ridículo que un hombre se pelee así por una mujer, aunque debo
reconocer que a veces vale la pena. Bueno, esa noche el doc estaba muy afligido
por que la mina lo habia llamado y le había pedido que volvieran. Si bién me
puse en su lugar, nada era comparable a lo que el sentía en ese momento, asi
que decidí que lo mas importante ahora era dejarlo hablar y que a lo mejor así
lográba aclarar algo. Luego vinieron mas cervezas, mas confidencias y
finalmente el comienzo de una desquiciada amistad. Aquella noche no le comenté
al doc la idea del club, pero si le dije que teníamos que comenzar mas a menudo
a salir a bares como estos, en busca de nuevos amigos que necesitaran hablar de
sus problemas. Indirecatmente el habia aceptado mi propuesta, aunque el fin que
nos motivaba era distinto. Lo que yo quería era que el doc tuviera una segunda
oportunidad, no sabía como, ni cuando.
Desperté al otro
dia con una gran resaca a cerveza. Eran las 7 de la mañana, hora de levantarse.
Me duché con agua fría, tomé un café amargo y me fui a la pega. No quiero
hablar de eso por que me carga hablar de lo que hago, la pega es tan aburrida y
miserable que la única forma de sobrellevarla era pensar que solo se trataba de
algo pasajero que se iría con el tiempo, al igual que esta amargura que invadía
mi alma, pero si debo hablar de la cecilia, mi jefa. La cecilia era un poco
mayor que yo, bonita figura, pelo negro, carita redonda y ojos grandes y
negros. Fuera de la pega estaba bién, hasta se le podía tutear, no los
empleados nuevos por supuesto, pero si los que llevábamos al menos un par de meses
con ella. La ceci era de gustos extraños y modales mas extraños aún. Una mañana
en la que yo estaba sacando un informe de la computadora se me acercó y se
sentó sobre mi escritorio. Me preguntó si me gustaban sus piernas. Yo se las
miré y le dije que estaban bién aunque no sabía por que aún no se las veía
completas; Ella me dijo que las vería completas cuando se derritieran los polos
y luego se puso de pié y se fue. Siempre hacía cosas como esas, como intentando
conocer alguna verdad que le estuviera vedada, le interesaba saber que opinaban
de ella, hasta que finalmente di con la respuesta. Fue una tarde en la que salí
de la oficina cuando la seguí hasta un café del centro que era muy concurrido
por ese entonces solo por mujeres, aunque se podía ver a hombres, solo algunos
sentados en medio sin mucho que decir o hacer. Bueno, la ceci se sentó con otra
mina y se saludaron con un beso en la boca, si, en la boca, y entonces lo
comprendí. Mi jefa era lesbiana, por eso era tan extraña con los hombres.
Estuvieron ahí por mas de una hora, luego se fueron de la mano y antes de salir
la mina le agarró el poto a mi jefa, y a ella no pareció importarle. Al dia
siguiente le hablé en su oficina y le dije si le interesaba salir a tomar algo
después de la pega. Ella ante mi sorpresa accedió y yo le dije que nos veríamos
como a las ocho en un lugar del barrio, el bar del pedro.
Llegamos a las 8
y un poco mas. Ella miró el boliche y dio su aprobación con un gesto de su
mandíbula. La ceci estaba vestida con un traje negro de dos piezas y una camisa
blanca, la falda le llegaba hasta mas arriba d e la rodilla y su pelo estaba
tomado con un tomate. Nos sentamos, no habia casi nadie, solo los taxistas del
paradero del frente que tomaban onces con una paila de huevos revueltos y un
plato de tomates. La ceci sacó un cigarro y luego me ofreció uno- No fumo- le
dije, pero ella insistió, asi que saque uno de su cajetilla y ella me lo
encendió. Me desabroché la corbata y la miré de reojo. Ella estaba como ida,
parecía cansada. Noté que dos grandes bolsas negras se extendían por debajo de
sus ojos. Su rostro era hermoso, pero ahora podía notar que era un rostro
inexpresivo, cansado y tenso. La arruga de la frente parecía ir desapareciendo
y eso era una buena señal. Le pedí una cerveza a don pedro. Nos trajo una
heladita y le serví a mi jefa y luego me serví yo. La ceci se la tomó al seco,
luego suspiró y sonrió. Nunca la había visto sonreír . Entonces me miró y me
dijo que ayer por la tarde me había visto en el café a la hora de su cita y
luego me preguntó que si esta reunión era por eso. Yo creía que habia sido muy
cauto y sigiloso pero me di cuenta que cuando yo iba subiendo la ceci ya venía
de vuelta, así que le dije que si, que efectivamente era yo el de ayer por la
tarde pero que la reunión no era por eso, o no directamente, solo tenía ganas
de conocer mas de ella, eso era todo. La ceci me sonrió y me dijo que yo le
caía bién, que era diferente al resto de los guevones que estaban bajo su
cargo, que era inteligente y que no me metía con nadie, que no se explicaba
como un tipo como yo, de buena facha ( lo decía por el traje) e inteligente (
yo podría haber sido lo suficientemente estúpido pero con el traje y la facha
me veía mas inteligente) tuviera un trabajo tan miserable como ese. Yo le dije
que tenía mis razones pero que no quería hablar de ello. Entonces ella me dijo
que si me contaba sus problemas yo debía hacer los mismo con los mios. Así que
fue un trato y le conté mi historia. Claro está , yo quedé mas impresionado
luego de que ella me contara la suya. La historia de la ceci no era una
historia común de lesbianas , se trataba de lago mas intenso; La ceci había
estado casada varios años con un tipo que era abogado. Ella es muy linda y muy
fina, así que no me costó tanto imaginar por que habia terminado así. El asunto
es que el tipo la trataba fenómeno, le compraba ropa, la mimaba, le tenía un
auto propio que ella chocó varias veces . La ceci era muy joven cuando se caso
y no había alcanzado a tener muchas relaciones, así que solo hasta que
cumplieron tres años de casados ella se dio cuenta que sentía ganas de
experimentar otras cosas, que su marido no le era suficiente. Intentó una
aventura con uno de los jefes de la tienda donde trabajaba, pero no sintió
mayor cosa. Eso le preocupó, asi que estuvo en eso, pequeños romances después
del trabajo con hombres jovenes que trabajaban en el mismo departamento y con
sus jefes mas directos, pero no sucedió nada. Ahí fue que comenzó a
preocuparse, ya que era aún muy joven, atractiva, tenía un cuerpo casi perfecto
y sobre todo una gran vitalidad y deseo sexual. Me contó que después de que se
dio cuenta del problema intentó varias fórmulas para que volviera la aventura a
su vida, hasta que conoció a la gilda, la mina con la que estaba ayer en el café
del centro. La gilda era una promotora de una cadena de tiendas de la
competencia. Se conocieron durante un curso de capacitación que la empresa le
pagó para que pudiera ascender al cargo de jefa de departamento. Dijo que se
habían visto primero en el salón de conferencias, luego en el loby del hotel
donde eran los cursos y luego en uno de los grupos de trabajo que se formaron
para resolver los casos que se habían planteado en la conferencia. Fue un amor
a primera vista, bueno, una atracción a primera vista. La gilda era una mina
muy intensa, la versión de la ceci pero en rubio. Era delgada y tenía un par de
largas piernas que parecían comenzar desde su cuello. Era exuberante,
extremadamente hostil y tenía un par de ojos verdes que lanzaban una mirada mortal
a quien se posara en su camino, y lo mas importante de todo, era lesbiana. La
ceci se dio cuenta de eso, pero no pareció incomodarla, al contrario, eso le
gustó. Esa semana fue intensa, comenzaron el tortilleo casi de inmediato, fue
una relación intensa y lujuriosa . No asistieron al resto de los cursos y se
graduaron igual ya que tubieron una noche romantica con el director que
promovía al personal. Ella y la gilda lo entretuvieron toda la noche con una
suerte de juego sensual y peligroso. De ahí que no se separaron mas, dos años
llevan en eso. El punto en el asunto era el hecho de que a la ceci le
angustiaba mucho pensar en como iba a terminar eso. La verdad la ceci no era
una mala mujer, ella quería tener hijos y una vida normal, como todo el mundo, pero
había descubierto un lado de su personalidad que la estaba volviendo loca, que
la estaba consumiendo de a poco y no sabía como detenerlo, por que era muy
intenso y no podía pelear contra el. Por eso la ceci habìa accedido a hablar
conmigo esa tarde, por que había visto en mi a una persona confiable, tal vez
fuera el único de su departamento que lo fuera, que no la viera como un objeto
sexual sino como un ser humano que necesitaba ayuda. Así que le dije que la
ayudaría, mejor dicho , que nos ayudaríamos mutuamente por que yo igual
necesitaba de una amiga, una amiga especial. Ella me miro y luego me dio un
beso, un beso rico, cortito, con sabor a cerveza y luego nos fuimos. Luego la
deje en su casa y me fuí caminando. Pensé en lo que habiamos conversado. Fué un
camino largo a casa, me fuí lentito, tomando el aire de la noche y bajando la
cerveza que se me habia subido ya a la cabeza. Por un momento trate de imaginar
que clase de imbecil deja a una mina como la ceci, después de ese beso ya no lo
pude comprender.
Al dia siguiente
me junte con el doc donde el pedro a tomar onces. Llegamos como a las 21:30
hrs. Saludamos al tio y luego nos sentamos. En la tele estaban dando las
noticias. - Que les sirvo mis guachitos- Nos dijo. - Dos pailas de huevos con
jamon y dos cafes con harto pan amasado-, le respondi. El doc sacó un pucho y
luego me miro serio. Me dijo si se lo podia encender, el no podia hacerlo por
que estaba demasiado nervioso. Eso me olio a forro con la mina, asi que se lo
encendi mientras el tio llegaba con los dos cafes -Listo, el agua esta
caliente.- . El doc comenzó a hablar, me dijo que ya no daba mas con las
situación, que queria que esto de la mina se terminara rapido, que la mina
pronto iba a terminar por afectar su vida y sus estudios se iban a ir a la
chucha. Yo le dije que se calmara, que pronto ibamos a tener otra oportunidad
para comenzar de nuevo. -¿ estay mas guevon ? - me dijo y luego continuo.- Ya
lo he intentado todo, incluso lo que tu estay pensando, pero no me dio la raja.
Yo estudio medicina cachai y se como puede morir un hombre sin dolor, asi que
la otra noche casi lo intento… me da vergüenza contarte esto- El doc comenzó a
llorar, mientras que en las noticias hablaban sobre la insidencia de suicidios
en esta epoca del año. - Cambia el canal tio, por favor, queremos comer
tranquilos- Le dije. Comenzamos a comer. Al rato el doc se calmó y olvidamos
todo el asunto. Luego nos despedimos y salimos al barrio nuevamente.
Caminamos, eran como a las once, la noche estaba rica aunque aun
era miercoles y restaban dos dias para que la primera reunión del club tuviera
lugar, asi que aproveche de dedicarme a lo que me faltaba. Nuevos socios. Le
dije al doc que hecharamos un vistazo en EL GATO COJO, una pica que quedaba a
solo una cuadra del pedro. El Gato cojo era conocido por que era frecuentado
por muchos bohemios de la ciudad, ese era otro antro, un sub mundo casi
miserable, donde entre obscuras mesas de vez en cuando aparecia un drama al
descubierto. La gente iba por que era barato, y donde hay tragos baratos hay
mucho sufrimiento. Asi que decidí que este sería el lugar apropiado para buscar
a nuestro siguiente socio. En la entrada nos paro un portero y nos invitó a
entrar, nos dijo que siempre nos veía pasar y que por hoy nos dejaba la entrada
libre. Igual, uno sabe que no hay mas gente y que quieren llenar el lugar, asi
que le seguimos la corriente y entramos. Subimos unas escaleras hasta llegar a
un tipo de buhardilla de los cachureos. Había poca gente y el lugar estaba mal
iluminado. Nos sentamos en la barra y pedimos dos piscolas, aun era temprano
asi que le dijimos al barman que le hechara harto hielo, por que mañana tenia
que trabajar. Una banda tocaba una decadente version de una canción de los
creadens. Me puse el primer sorbo y comenzó mi búsqueda, mientras el doc movía
la cabeza intentando seguir el ritmo de la canción. Mire por todos lados, unos
cuantos borrachos, una mesa llena de minas que no pasaban de los 21, un viejo y
una joven que apostaría se trataba de una puta en noche de negocios. Me detuve
en el, quizas el tipo necesitara ayuda y no sería malo uno mayor de cuarenta,
asi que espere pacientemente a que se parara para ir al baño. El doc ya
comenzaba a aburrirse asi que intente antes acercarme a la mesa y hacerle algun
gesto, asi que tome un cigarrillo del doc y me fui a la mesa para que me lo
encendiera. Al llegar el viejo me miro con mala cara, me dijo que le trajera
otra piscola y a la señorita un margarita. Yo le dije que no era mesero y que
solo queria que me encendiera el cigarrillo. El viejo me miro y me hizo un
gesto de que me fuera a la mierda y yo se lo respondi en silencio, haciendo
como que para allá mismo de dirigia. Y eso fué todo. Cuando regresé a la barra
mi piscola ya se habia aguado y el doc no daba mas del aburrimiento, yo pense
para mis adentros que esto de reclutar a miembros para el club no era nada
facil. El doc me hizo un gesto y me dijo que nos fueramos, asi que dejamos el
GATO COJO y volvimos a la calle. Afuera hacia mas frio, eran como la una. Deje al
doc en el paradero de micros y le dije que mañana iriamos al cine, a ver una
mala de luchino visconti, el doc me sonrio por que sabia que me referia a LOS
MALDITOS, asi que se fue contento.
Camine hasta mi
departamento, intente encender un pucho pero el viento no me dejaba prender un
fosforo y ya no me quedaban mas. Me acerque donde uno de los cuidadores de
autos que habia en la palza a esa hora y le pedi fuego. Al verle el rostro me
pareció cara conocida. Se llamaba moncho. Me dijo que alguna vez había
trabajado de portero en un local nocturno del centro, habia sido un gran
guardia de seguridad. Me sente en el capo de un auto y el se apoyo a mi lado.
El moncho tenia unos 45 años pero ciertamente aparentaba muchos mas. El viejo
estaba mal cuidado tenia muchas cicatrices en la cara y le faltaban tres teclas
( dientes). Hablamos sobre la vida nocturna de la ciudad antes de que llegara
el barrio. Casi toda era en el centro- me dijo- habia discos, choperias para ir
a tomarse el primero y luego cabarets cada una cuadra.- El habia sido guardia
de muchos de esos cabarets y discos, se sabia todas las movidas, con los
taxistas, las minas, los viejos de la municipalidad y de la intendencia que
iban a casas de puta a matar el fin de semana. Muchas veces el tubo que tapar
mas de alguna camara de periodistas indiscretos que trataban de cagarselos. -
En esos tiempos era a puro combo- , me decia sonriendo mientras mostraba los
dientes sanos que le quedaban.- Estos los perdi el 87, en una pelea afuera de
un caguin del centro, me reventaron una silla en la cara.- . Yo lo mire
sorprendido. Me dijo ademas que después de eso el le quebro una botella de
pisco en la cabeza al tipo, el que resulto ser un menor de edad, hijo de un
tipo adinerado de la ciudad. El muchacho tenia 17 años y después del botellazo
en la cabeza quedo en estado de inconsciencia por muchos dias, luego cayo en un
coma y murió. Se hizo un silencio , yo lo mire, parecia estar recordando. Me
pidió otro pucho , se lo di y el lo encendio, luego prosiguió con su relato. Lo
metieron preso y lo soltaron mientras el muchacho aún estaba en coma en el
hospital, el trato habia sido que si algo le sucedia al chico el lo pagaria
pero en silencio, nadie debia saber que el hijo del hombre mas poderoso de la
ciudad andaba en malos pasos en tugurios de putas y traficantes, asi que el
moncho perdió la pega, tres dientes y su libertad condicional cuando el
muchacho murio. Pero el moncho sabia que no iba a aguantar en la carcel mas de
dos semanas, asi que se hecho el pollo antes de que vinieran a buscarlo. Y en
eso estuvo, perdido mas de 7 años, hasta que la causa se cerro y ya no lo
buscaron mas. En ese tiempo tubo muchos oficios, siempre de noche y siempre
oculto. Trabajó como jornalero en obras civiles, cargador de sacos de harina,
en la cosecha de la remolacha , en discoteques de pueblos del sur, y en lo que
fuera que le diera un poco de dinero para mantenerse. Ahora acomodaba y cuidaba
autos desde hace casi dos años, habia ahorrado un poco de plata asi que vivia
tranquilo, no bien , pero se las arreglaba, me confeso que todo el problema se
habia debido a que el era un bebedor empedernido y que el copete le hacia mal,
lo transformaba en un hombre violento, que fue por eso que reacciono de esa
forma la noche que hirió mortalmente al muchacho en la discoteque, desde
entonces, hace mas de 9 años que era un enfermo alcohólico, que habia intentado
rehabilitarse muchas veces pero que no lo habia logrado. Le pregunte si tenia
que hacer algo el viernes y me dijo que después de las tres de la mañana
quedaba libreta. Le sonrei al tiempo que le extendia una invitación para el
viernes donde el pedro.
El doc, la ceci,
el moncho y yo eramos el caleidoscopio perfecto de la miseria humana. En
nuestro grupo habia una especie de maldicion de maldiciones rondando en el
aire. Si nos uniamos cualquier cosa podia suceder, desde un terremoto hasta un
incendio, sin embargo eso era bueno, por que se conjugaba perfectamente el
perfil que yo habia esperado del club de la segunda oportunidad, un grupo irracional,
desvergonzado, con tragicas historias del pasado pero con un grado de esperanza
para el futuro, o al menos eso era lo que yo pensaba. La tarde del jueves hable
con la ceci y le dije que la invitaba el viernes por la noche para que
hablaramos un rato, pero me dijo que tenia un compromiso.- A que hora te
desocupas de tu compromiso- le dije, ella me dijo a las 2:30. - Perfecto-, asi
que le dije que nos juntaramos a las tres y ella me dijo que bueno, pero que
llevaria a la gilda ya que la cita previa era con ella.
Estuvimos
donde el pedro a la hora acordada, las 3 de la mañana .a esa hora lo mas
granado de la noche penquista estaba en la calle: mujeresurelas , solitarias,
aburridas de la vida, emprendedoras, etc.- Estábamos sentados en una mesa de la
esquina, como cada viernes el pedro estaba lleno. Había de todo. Yo y el eric
habiamos llegado primero. El doc fumana sus belomont light cuando llegó la ceci
con la gilda. Ambas estaban vestidas con estrechos vestidos negros, que se
señían de tal manera a sus cuerpos que apenas si dejaban algo para la
imaginación. Mas que dos tortillas parecían dos de las mejores prostitutas de
la tia olga. No hace falta decir que todo el barsucho se dio vuelta a echarles
una mirada. Yo y el eric nos quedamos boca abierta.- Cierra la boca guevon-
dijo la ceci sonriendo cuando me vió. Antes presenté a la ceci con el eric y la
ceci me presentó formalmente a la gilda. Hay una cosa que jamas entenderé de
las tortillas y es que actuan de igual manera como hombre y como mujer. No
sabía cual de las dos era, por decirlo asi, " el guevón", asi que me
comporte con ellas dos por igual. Antes le habia contado al doc de la parejita,
para que no se le ocurriera algo. La ceci estaba radiante, ya lo habia dicho.
No habia en ella rastro de la jefa de departamento mañosa y arpia que yo
conocía, mas bién parecía tener una candidez de niña ingenua, de una
veinteañera en toda su plenitud. La gilda era otra cosa, una mujer hecha y
derecha, pese a que tenian ambas la misma edad a la gilda se le notaba el
mundo, por decirlo asi, ya que había algo en su mirada que la delataba como
perteneciente a otra especie, una que estaba aúnmuy lejana de lo que yo y la
ceci o el mismo doc aspirábamos llegar a ser algún dia: Triunfadores. Por
cierto pensé en ello mientras bebimos el aperitivo y esperábamos a que llegara
el quinto miembro del club, el moncho. El asunto no era complicado en un
principio si pensaba que todos nos habiamos reunido en este lugar por una razón
y una causa común; No creía al menos que los presentes en algún momento de
esatas 48 horas hayan tenido un logro personal que los haya sacado del pozo en
el que se encuentran, ni creo que alguno haya intentado algo para lograrlo, por
lo que sui mejor opción era esta, aunque aún no lo sabía. Si bién el doc estaba
muy próximo a encontrarle una salida a su problema, cada vez que creía
encontrarla se iba mas directamente a otro problema de igual magnitud o mayor,
en eso radicaba su razón de ser y su tipo particular de persona: El doc era un
pesimista y ciertamente no saldría solo de esta. El caso contrario era la ceci,
la que a sus 25 años ya se sabía mal y solo esperaba una oportunidad para
enderezarse, con lo que concierne a nuestra amiga marimacho, la gilda, la
estaba haciendo bien como puntal, asi que se sería el punto debil de su
"tratamiento" y tal vez, sería bueno ahondar mas en ello al calor de
unas piscolas. Finalmente llegamos al moncho, el que a esa hora justo hacia su
aparición. La mirada despreocupada cubierta por cicatrices y una sonrisa sin dientes
delataban a un tipo malvado y peligroso. La ceci no pudo evitar sentir un celo
normal cuando el moncho le estrecho la mano y galantemente se refirió a ella
" con todo respeto" como señorita, lo mismo ocurrió con la gilda, no
así el doc que ya era un tipo fogueado en este tipo de ambientes. Finalmente no
sentamos. Ya estabamos todos reunidos y podíamos conversar. Inmediatamente el
tio nos trajo una segunda ronda de tragos, vino para el moncho y ponche de
melon para la gilda y la ceci.
No quiero referirme
en extenso a esa primera reunion. Ocurrio si, algo que creo vale la pena
mencionar: Como es típico, al calor de los tragos cada uno comenzó a
enfrascarse en algún tipo de conversación en especial. No había una pauta de
conversación, los temas salían al compas del boche del barsucho . Una pelea a
media jornada nos distrajo un poco, pero luego, a raiz del tema el moncho
comenzó a hablar de su afición al trago y del problema que este le traía cuando
lo bebía en cantidad. Habló de que años atrás habia matado a un muchacho de 19
años en una discoteque del centro en defensa propia, al referirse a esta
situación lanzé una mirada tensa a la cecí con la gilda, esperando una reacción
mas o menos dantesca o una expersión de franca incomprensión, sin embargo grande
fue mi sorpresa cuando me percate de que ambas seguían con interes la confesión
del moncho. Luego la ceci acotó algo al respecto, le dijo algo así como que los
errores del pasado siempre lo marcaban a uno, pero la idea era aprender a vivir
con ello y no dejar que ese error te arruinara la existencia. La idea del club
estaba comenzando a dar resultado, brindé por eso en silencio hasta que un tipo
borracho que estaba sentado al lado de nuestra mesa comenzó a molestar a la
ceci, saltó el moncho y le quebró una botella de cerveza en la cabeza y ahí
acabó todo, al menos por esa noche. Mas tarde y luego de las disculpas al tio
nos retiramos del lugar. La ceci y la gilda se fueron a tortillar a depto de la
gilda en un taxi, el doc y yo decidimos que ya habia sido mucho por hoy así que
el moncho y el doc se fueron caminando hasta un pronto para comer algo. Luego
de dejarlos en la esquina yo saque un cigarrillo y me puse a caminar. Hacía
frio y una muchacha que estaba borracha apoyada en un paradero de micros me encendió
el pucho. Yo le regalé mi mejor sonrisa y luego me fui a dormir.
La verdad es que
yo no me había propuesto que esto llegase tan lejos,a decir verdad, para ser la
primera reunión habia sido desastrosa, pero aquella conversación que se dio
entre el moncho y la ceci me subió el ánimo. Existe una frágil linea entre la
locura y la cordura, todos los del club lo sabían, solo que nadie podía
predecir en que momento se traspasaría esa linea para uno u otro lado. Para el
doc, un depresivo suicida , o para el moncho un alcoholico con un pasado
tormentoso, o para la ceci una mujer bella atrapada en el cuerpo de una
lesbiana existía sin embargo una esperanza, la esperanza que otorga la
necesidad de pensar en que no podemos sobrevivir solos y tal vez los errores
del pasado se compensaran mejor si estos eran compartidos de una forma abierta
y honesta, asi que decidí que una forma de afrontar la próxima reunión sería
tirar las cartas directamente sobre la mesa. Al respecto un dia que la ceci
andaba atravesada me agarró en pelea corta por unos informes que necesitaba
para ayer. La explicación que le di no sirvió de nada, así que me ordenó que me
quedara tiempo extra y que no había excusa que me salvara de esta. Al rato
entró a mi oficina y me pidió perdón, luego me dijo que lo del informe era
verdad, pero que quería que luego la acompañara a un lugar ya que necesitaba
contarme algo. Eran las 9 de la noche cuando salimos de la tienda . Hacía un
poco de frio. La ceci vestía un traje de dos piezas color mate, ceñido al cuerpo
y un abrigo largo, gris la complementaban. Sus largos tacones retumbaban en una
calle mugrienta y húmeda. Mientras caminamos encendió un cigarrillo y yo le
pedí otro al tiempo que le pregunté a donde íbamos- A mi departamento.- me dijo
y yo solo continué fumando. El departamento era amplio y luminoso, quedaba en
el piso tres de una torre céntrica. Estaba sobriamente alhajado y a decir por
la decoración se debía tratar del hogar familiar que habían tenido la ceci y su
esposo antes de separarse. Tomé asiento mientras la ceci se sacaba los zapatos
y ponía algo de música.- Bonita vista.- Acoté nervioso, premuniendo lo que
vendría luego. La ceci llegó con dos copas de vino servidas. El vino estaba
helado y rico, se sentó a mi lado y se acurrucó con el vaso aún en la mano
contra el cojín del sillón. Subió sus piernas eternas y las puso sobre mis
rodillas. Luego me miró sonriente y bebió un poco de vino, yo igual lo hice.-
No quiero que te pases un rollo, pero necesito de tu ayuda.- replicó ella en
tono casi somnoliento. La quedé mirando y le dije que continuara. La ceci
comenzó a contar una historia muy triste, mas triste que la primera que me
contó; Hace poco había descubierto que la gilda, su media tortilla, tenía una
amante. La verdad es que mis oídos no estaban acostumbrados a tales
confesiones, pero hize cuenta que se trataba de un amigo, así que seguí
escuchandola. Me contó que mientras duraba el juicio de nulidad con su marido,
este le había dejado el departamento a cambio de una compensación en dinero que
ella le había pedido, como tenía esta disponibilidad le había pedido a la gilda
que se viniera a vivir con ella, asi que la gilda le dijo que le diera tiempo
para pensarlo y que luego le respondía. Fue entonces cuando se dio cuenta de lo
indecisa que estaba la gilda con la proposición, asi que hace unos dias atrás
la siguió a una dirección después de la pega y ahí mismo la encontró con una
mujer de mayor, de unos 45 años y que vivía en una casa muy lujosa. Luego
averiguaría la verdad ya que se trataba de la antigua amante de la gilda, la
que ahora esta volvía a frecuentar. La ceci tenía la vista perdida en la pared,
realmente estaba muy angustiada. Yo no sabía que decir, salvo que me traje la
botella de vino de la cocina y la dejé sobre la alfombra, a los piés del sofá,
por supuesto comenzamos a beber y poco a poco la ceci se fue quedando dormida,
hasta que su mano soltó la copa sobre el sillón. La dejé tapada con una frazada
que encontré en su dormitorio y me marché. A mi regreso a casa pensé que el deparamento
de la ceci era el lugar ideal para reunirnos la próxima vez.
Las cosas no
podían ir peores. El doc me llamó unos dias mas tarde a la pega, un miercoles
por la mañana ; Me contó que la mina lo había llamado y que quería volver con
el. El estaba seguro de que ella solo quería volver por un asunto de compasión
o remordimiento por lo del amigo. La situación no podía mas perdida, ya que
esta noticia le provocó tal conmoción que no le había permitido estudiar para
su grado de fin de semestre y lo había reprobado. Como si esto fuera poco su
padre lo había llamado y le había dicho que lo esperaba para las vacaciones de
invierno en casa, ya que saldrían de viaje al fundo de la familia, luego como
explicaría el este suceso si debía rendir por esas fechas el examen de
repetición, la única oportunidad que le restaba. De pronto imaginé al doc como
el dueño de un circo al que le habían crecido los enanos y en el que la mujer
gorda había bajado inexplicablemente de peso. Decidí no esperar mas, así que
aquella noche siguiente nos reunimos en el depto de la ceci, el moncho, el doc,
la gilda y yo para tener la segunda reunión del club. Yo llegué un poco mas
temprano que los demas. La idea era tener algo para comer, y por supuesto para
tomar, así que ayudé a la ceci a preparar todo. Mientras hacíamos las cosas
ella comenzó a cantar y me dijo que se sentía muy feliz por que sentía que al
fin las cosas le estaban resultando, y entonces ocurrió algo extraño, la ceci
me besó, un cortito en la boca, con mucho sabor a menta, muy, muy suave. El
timbre sonó justo para que volviera a la realidad. Era la gilda. La verdad la
situación no podía ser mas confusa. La gilda entró y me miró como se mira al
mejor amigo de tu novia. Yo me sentía como se siente aquel amigo que se come a
la polola de uno de sus amigos (gas), y la ceci tenía cara de estar volando
sobre un aeropuerto sin luces en medio de una noche tormentosa. Detrás llegaron
el doc y el moncho, este último traía flores para la ceci y eso me salvó. Al
rato nos sentamos, la gilda bajó las luces y puso música, muy sauve, como para
conversarla. El moncho estaba sentado entre el doc y la ceci, yo quedé frente a
la ceci y al lado de la gilda y ciertamente ella procuró no perderme de vista
al menos por un par de horas. Y la conversa comenzó. La ceci comenzó a hablar
lo de siempre, en especial al moncho, sobre la autoestima y todo eso. El doc
mientras bajaba la cabeza y la movía como niño autista. La gilda tomaba la mano
de la ceci y a ratos bebía un sorvo de vino blanco. El mocho en tanto estaba
muy entusiasmado con la conversa que tenía con la ceci , tanto que mientras
bebía a grandes sorbos una píscolita reía plácidamente mientras dejaba ver su
único par de dientes buenos. El doc era el que me preocupaba realmente. Intenté
hablarle pero estaba demasiado absorto en sus pensamientos. Fue cuando pensé lo
peor. Sus ojos delataban un segundo de decisión. El momento había llegado. El
suicidio. Entonces el doc pidió permiso para ir al baño , la ceci se lo mostró
sin separarse de la mano de la gilda y sin perder de vista la sonrisa del
moncho, yo insistí en acompañarlo. Una vez en el baño le pergunté que es lo que
pasaba.- Disculpa, es solo que no he estado muy bien por lo del examen.-.-
Comprendo- repliqué mientras ambos comenzábamos a mear.- ¿quieres hablar de
eso?- le pregunté mientras sacudía lo mio con vitalidad. Fue entonces cuando
escuchamos un grito que venía del living del departamento. Cuando llegamos el
moncho tenía a la gilda tomada del cueyo con sus dos grandes manos: "las
manos de un asesino"- pensé rapidamente y luego imaginé lo peor, en que
lio los había metido a todos. Pero la gilda se safó rápidamente y tomó a la
ceci de la mano, luego todos corrimos y nos encerramos en el baño.
Debía tratarse
de un espacio mas o menos cómodo. El cuarto tenía como dos metros de ancho por
dos y medio de largo.El baño estaba adornado con buen gusto: Un juego de
cortinas de buena calidad que hacían juego con el color de las paredes, el paño
del jabón, las toallas de mano y la alfombra del piso, todo en un tono beige
rey. Sobre la repisa del labatorio había figuras de porcelana de preciada
calidad. Dos cepillos de diente, supuse que uno era de la gilda y un juego de
finísimas lociones para después de la ducha. Finalmente en el perchero de la
puerta, dos batas de finísima seda, una roja y otra blanca. La ceci encendió un
cigarro y se sentó en las piernas de la gilda que estaba sentada sobre la taza
del baño. El doc y yo estábamos sentados en el borde de la tina. Afuera los
gritos del moncho cada vez eran mas débiles. Calculamos que demoraría unos 30
minutos en caer borracho sobre la mesa, asi que decidimos democráticamente
esperar. Sorpresivamente el doc comenzó a hablar.- Esto me recuerda una
historia de terror en un antiguo programa de la tv: Un tipo se quedaba
encerrado en el baño todo un fin de semana, una puerta antifuego recién
instalada lo había sepultado en vida. Durante todo ese tiempo se alimentó de
cosméticos , pastillas de vitaminas y bebió el agua de la taza del baño.-. La
ceci lo miró con cara de asco y agregó que de ser este el caso antes se bebería
su propia orina. Yo estallé en una carcajada y luego la gilda hizo lo mismo.
Entonces comenzamos a jugar a que es lo que comeríamos si nos quedábamos aquí
por todo el fin de semana mientras el instinto asesino del moncho se desvanecía
por arte de magia. Hicimos una lista grande de pertrechos. Algunas colonias,
unas vitaminas, unas barras de jabón, etc. Luego nos quedamos en silencio. Era
agradable estar en silencio, las caras de sueño nos anunciaron que ya era muy
avanzada la noche y que llevábamos mas de dos horas encerrados en el baño, fue
cuando el doc decidió hablar y sacó su tranca a conocimiento público. Nos habló
de su idea de suicidarse y de que ya tenía planeado como lo haría. La gilda le
preguntó por que lo hacía si es que ya no tenía algo por que valiera la pena
vivir.- Dime una cosa, solo una.- Le replicó el eric duramente al borde del
llanto, la gilda lo quedó mirando y luego le respondió.- Solo no lo hagas en
este baño y ahora. Mientras tanto la ceci y yo establecimos una nueva
conversación sobre los héroes. Ella decía que cuando niña siempre había deseado
ser la mujer biónica, ya que sentía ese deseo irrefrenable de saltar como lo
hacía la protagonista de la serie. Yo le dije que me gustaba batman y me detuve
a pensar en ello: Un heroe no nace de la necesidad de justicia. Un heroe nace
de la necesidad de venganza, un heroe humano jamas aspiraría a la justicia ya
que la venganza es una fuerza aún mas poderosa que el deseo de hacer el bién.
Batman era un ser atraido por la venganza, pero que terminaría haciendo la
justicia. Entonces un heroe nace con un instinto mezquino de soberbia, de
pensar que solo el necesita curar sus injusticias, eso lo transforma en un ser
antisocial, que recurre a las sombras de la noche para ocultar su rostro, para
hacer su bien en la impunidad. Batman es un heroe imperfecto que en un
principio intentó saciar su propia sed de venganza, su pelea personal y que con
el tiempo se transformó en un heroe protector de la sociedad que tanto odiaba.
Entonces estaba ahí, tan claro, mas que antes, que siempre. La idea me aterró
por un momento. Mi mirada se perdió en medio de las paredes mientras la ceci
seguía hablando. Aquel justicero nocturno, mezquino y antisocial, ese justiciero
perdido en medio de una lucha personal, aparentando ayudar a su prójimo ,ese
héroe en realidad era yo. Eran las siete de la mañana cuando al fin salimos del
baño. Esa noche la ceci durmió en su cama y la gilda también. El moncho y el
doc se durmieron en el living y yo preferí caminar por la mañana fria de la
ciudad. Mis pasos me llevaron al barrio, a mi departamento, un sitio que estaba
frio y que distaba mucho de ser un sitio agradable para vivir, mas bién parecía
un lugar habilitado para que un ser antisocial y vengativo levantara el vuelo
cada noche en busca de alguna injusticia que enmendar, siempre y cuando que de
paso enmendara su alma también. La guarida de un murciélago.
Aquel sábado por
la tarde mientras dormía la resaca soñé con mi familia y la imagen repetitiva
de un desconocido aparecía en mi mente. Se trataba de mi padre. El vino a mí
con un recuerdo fuerte y doloroso. Creo que fue aquel brillo en sus ojos la
tarde que le dije que había perdido la carrera en la universidad el que marcó
decididamente mi rumbo hacia la perdición. Aquella inmensa traición, esa que
jamas se olvida ni se perdona, era la que me había llevado a vivir esta vida de
redención, pensando equivocadamente que mi alma se salvaría si en el intento
ayudaba a unas almas extras de paso a salvarse también. En realidad no había
nada de malo en eso. La verdad la maldad del asunto era pretender ser un héroe
que quisiera salvarse a si mismo a costa de los demás. Lo anterior me llevó a
recordar el amor, ese que también había perdido durante el camino hacia la
redención. Un amor puro y sin grandes pretensiones, salvo la de llegar a ser
algún dia inmensamente feliz. Ese amor estaba ahí, en algún lugar, perdido para
siempre en las penumbras de un pasado que ya no quería evocar, un pasado en el
que una familia ocultaba su rostro ante mi fracaso y en el que una mujer
vestida de sedas blancas aparecía como una figura espectral pidiéndome que no
volviese nunca mas. Después de esta revelación no fui a trabajar en una semana.
No se como se las arregló la ceci para justificarme pero cuando regresé una
semana después ni siquiera el jefe de sección se había percatado de mi
ausencia. La ceci me llamó a su oficina y me preguntó la causa de mi ausencia.-
Motivos personales.- Le dije. Ella me regaló una sonrisa y luego me besó
suavemente en la boca, como algo que ya se le estaba haciendo una muy mala
costumbre. Aquella tarde me despedí de la ceci por un buén tiempo. La razón, un
retiro temporal, antes ella me deseó buena suerte y luego me besó por última
vez.
El moncho y el
doc fueron a despedirme al terminal de buses . En mi billetera tenía mi último
sueldo y un pasaje hacia cualquier parte. Pese a que el doc y el moncho se
sentían ahora un par de buenos amigos, ambos sabían que igual seguirían solos y
que sus asuntos solo serían resueltos por ellos mismos .Al partir el moncho me
regaló su mejor sonrisa y el doc, bueno, el doc solo movió su cabeza como un
autista, solo que con mas emoción. Pronto eché raíces . En algún momento de mi
vida, no se en cual ese bus finalmente se detuvo, algún dia eso ocurre. En
algún punto de una carretera obscura y fria decidí echar mi mochila abajo. La
luz se perdió en medio de la obscuridad y el ruido del motor se ahogó dejando
lugar a la sinfonía de grillos , los que iluminados por miles de luciernagas
formaban el mejor comité de recepción que un hombre puede desear. Con el tiempo
el ruido de esas luciérnagas reemplazarían a aquel ruido seco de un martillo
gatillado contra un viejo revolver con un barril lleno de balas, ese era el
tiempo de madurar. mas tarde me definí como un hombre normal, un tipo al que de
vez en cuando le gusta perder el tiempo frente a una cerveza, y al que de vez
en cuando le gusta escarbar en su pasado. Eso me hizo sentir mejor . Si bien el
club de la segunda oportunidad jamás cumplió su objetivo, si me mostró el
camino que no debía seguir : ese que lleva a todo héroe a transformarse en
villano y al que luego nadie , absolutamente nadie puede salvar.